Semana 3 Practica

LA NOCHE DEL TACÓN QUEBRADO

Por Tatiana Guido

Un viernes por la tarde me encontraba, sentada en las afueras del Mall Internacional de Alajuela, durante mi tiempo de café cuando llegó Verónica  (mi compañera de trabajo) y me dijo con cara de sorpresa y felicidad: Tati!!! Vamos a bailar hoy!!

 

Y pues como no tenía planes y estaba a punto de salir  le dije que sí y como buenas mujeres nos dispusimos a ir en busca de un lindo vestido para la noche… después de probarnos mucho no encontramos ningún lindo vestido pero si unos lindos jeans con una blusa atractiva.  Como debíamos prepararnos para la noche nos fuimos a nuestras casas.

Ya en mi casa, me arreglé el cabello, me puse un poco de maquillaje (como decía mi abuela “si hay miseria que no se note”). Con  gustos  bastante extraños  decidí sacar mi hermoso poncho de colores, el cual era un poco feo según todo el mundo, pero a mí me encantaba y me parecía que combinaba perfecto con mi nueva adquisición negra, justo en ese momento entre en crisis como toda mujer al vestirse, y dije :“ohhh no!!! No tengo zapatos” qué horror!!! Me dirigí al closet  con cara de desesperación y ahí estaban unos zapatos negros de tacón alto boca de pescado fue como una revelación divina y pues esos me puse.

Entrada la noche salí de mi casa para reunirme con Verónica y otras amigas, rumbo a nuestra noche de fiesta, esta demás decir que nos veíamos muy bien!!!( jajaja). Llegando al bar nos sentamos en una mesita, pedimos unos tamarindos y nos dispusimos a bailar y bailar al ser puras mujeres se acercaron unos tipos que querían unirse a nosotras.

Eran bastante agradables los caballeros, bailábamos y justo en ese momento mis zapatos los cuales había creído eran una revelación divina  se había convertido en una pesadilla, mi tacón izquierdo se había quebrado!!!  Llevándome al suelo, solo pude pensar QUE VERGÜENZA!!! Mis amigas y los caballeros bailarines no pudieron contener la risa mientras me ayudaban a levantarme.

Con toda la pena del mundo me ayudaron a llegar a la mesita  donde estábamos sentadas dejándome ahí sola, obviamente ya no podía bailar, pero ahí sentada había algo que me consolaba gracias a Dios no compre un vestido!!! De haber sido así la vergüenza hubiese sido doble.

Yo las observaba bailar, cuando de pronto apareció un caballero robusto  y me invito a bailar, con mis mejillas rojas levante mi cara y le dije: “no puedo bailar, se me quebró un tacón", con una sonrisa hermosa me dijo: "si quieres puedo resolver tu problema", y me dije a mi misma:  "pues que puedo perder y le dije que sí", entonces me preguntó si podía tomar  mi pie derecho,  me quitó el zapato y le arrancó el taco diciendo: "listo ya puedes bailar".

Me causó tanta gracia que no pude negarme y bailamos toda la noche, tiempo después se convirtió en uno de mis más preciados amigos y sin duda alguna fue mi héroe esa noche. FIN